biografía

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Corría el año 1992. Mientras España se emborrachaba con el éxito de las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla, cinco compañeros de instituto se juntaban para formar la última gran banda de rocanrrol nacional, los Buenas Noches Rose.

En las calles de la Alameda de Osuna, un pequeño barrio del distrito madrileño de Barajas, Jordi Piñol “Skywalker” a la voz, Alfredo Fernández “Alfa” como guitarrista y compositor principal, Rubén Pozo guitarra y compositor, Juan Pablo Otero “Juampa” al bajo y Sergio Martijala a la batería, empezaron a matar las tardes de tedio y desencanto haciendo versiones de los clásicos del rock que tanto escuchaban en los tocadiscos y walkmans de la época, arrancando a cachos el hierro y cromo de las cassettes, rebobinando con el boli Bic, para no gastar las pilas, las canciones y pasajes que querían aprender para ensayar aquella tarde. En aquellos primeros ensayos sonaban los clásicos del rock como Led Zeppelin o Leño. Su concierto debut fue en el gimnasio de su instituto de la Alameda de Osuna con la formación primigenia. Tras aquel primer bolo, Sergio Martijala dejaría las baquetas al servicio de Roberto Aracil “Rober”, quien continuó marcando el ritmo hasta el último baile del grupo.

Con la formación ya conocida por todos, comenzaron a tocar por pequeñas salas del circuito independiente madrileño, ya con algunas composiciones propias y aportando ese punto de carácter y pose rocanrrolera que los hizo especiales. Esa magia que exhalaban por cada poro de su piel hizo que Antonio Santos y Pablo Pinilla pusieran sus ojos en ellos, les ofrecieran ser sus productores y empezar bajo su amparo una carrera discográfica creada casi para ellos: MADISON (Mas discos sonando) Discos. En esta etapa conocieron a un personaje imprescindible en la historia de los Buenas Noches Rose, Txisko. Un día llegaron a un concierto y les dijo: “Hola, soy Txisko y esta noche seré vuestro técnico de sonido”. Y así fue esa noche y el resto de las noches de la vida del grupo, pasando a ser además de técnico, roadmanager, fotógrafo y mil cosas más. En definitiva, el sexto Rose.

Con el contrato bajo el brazo, viajaron hasta Rávena (Italia), al estudio “Le Dune” con Ludovicus Ceroni como ingeniero de sonido, grabando el 29 de septiembre de 1995 el que sería su disco debut, el homónimo “Buenas Noches Rose”, también conocido como “Lisergía” por los seguidores del grupo, nombre que acuña por el cómic dibujado por Jordi Skywalker que se incluía junto al libreto del CD.

Este primer disco, en el que encontramos doce canciones en las que se fusionan las hormonas, el sexo, el alcohol, los placeres, los poderes fácticos, las drogas, el ecologismo, la anarquía existencial y el anhelo de una revolución social, puso en el mapa musical nacional a los Buenas Noches Rose. Su primera canción nos regala un pasaje de “La leyenda del lobo cantor” de George Stone; en el segundo corte y primer single, la radiada “Buenas noches Rose” que fue el escaparate de la banda, con la introducción del tema cantada por una párvula Lara Pinilla – Paul Music – (hija del productor Pablo Pinilla) hizo que cayese en gracia entre muchos radioyentes. Un segundo single “Sentado en el barro”, “La granja”, “Una noche mas”… tenemos canciones magistrales, que empastaban a la perfección con el derroche de energía y vitalidad del último gran frontman del rock que les permitieron recorrer el país de punta a punta, tocando en cualquier sitio donde pudiesen, e incluso encima de un camión para hacerse promoción por las calles de Madrid.

Los Rose empezaron a sonar por todos lados. El boca a boca, el cinta a cinta hizo el resto y como los tiburones acuden al olor de la carnaza, las grandes discográficas acudieron a ellos. Corría el año 1996 cuando BMG-Ariola les hizo una tentadora oferta tanto a ellos como a Madison Discos, los cuales les vendieron los derechos del “Lisergía”, y firmando con el grupo los derechos de otros cuatro discos más. Les pusieron un autobús para su gira, les dieron un buen cheque para nuevos instrumentos y reeditaron su álbum debut. Pero no todo fueron palabras bonitas, pues nada más firmar con Ariola, vino el primer revés. El segundo single del “Lisergía”, “Sentado en el barro”, iba a salir a la calle con una portada-collage diseñada por Jordi Skywalker, y terminó con una foto del grupo como portada. También durante esa etapa, uno de los cortes de este, su disco debut, “La leyenda del lobo cantor” apareció en la BSO de la película “Territorio Comanche” (1997), con guión de Arturo Pérez-Reverte y dirección de Gerardo Herrero. La primera andadura comercial de los Rose finalizó con unas 7.000 copias vendidas, cientos de conciertos y el presupuesto suficiente para hacer de su segundo disco, algo realmente especial, como así fue.

Aunque BMG-Ariola no le había puesto un plazo fijo para entregar las maquetas del nuevo trabajo, en las oficinas de la discográfica se empezaron a poner nerviosos al ver que no llegaba material nuevo que escuchar y seleccionar. Es por eso, por lo que mandaron al grupo hacia Las Negras, un precioso y pequeño pueblo de Cabo de Gata (Almería), donde los cinco aunaron el talento suficiente para hacer las bases de lo que sería finalmente “La danza de araña”. Al volver a Madrid grabaron una maqueta de aquel disco que recientemente ha visto la luz a través de YouTube y con el visto bueno de la compañía, cerraron el triángulo mágico. Les mandaron la maqueta Mike Tacci, ingeniero de sonido del «Black Album» de Metallica, el cual aceptó el reto. Ya sólo faltaba el lugar. Les hablaron de los amplis artesanales y el equipo de grabación analógico que Estudios Kirios atesoraba entre su backline y pusieron rumbo al mítico estudio de Alcorcón.

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Durante el mes de julio de 1997, los Buenas Noches Rose grabaron su segundo disco, “La danza de araña”. Una combinación exquisita de rock y blues que les permitía atravesar sin tapujos la frontera entre el rock hormonal de su primer disco y adentrarse en los pantanos del Mississippi, beber del rock psicodélico de finales de los sesenta y añadirle unas impresionantes letras sacadas directamente del lóbulo parietal izquierdo. Sentimiento y raíz en estado puro.

La grabación en Kirios fue un tanto accidentada, ya que durante el mes de grabación rompieron tres coches, una mesa de mezclas, varios auriculares, micrófonos, se metían sonidos extraños no registrados por ellos en las grabaciones… por lo que, a modo de “exorcismo”, realizaron para la portada del disco, un pequeño altar al espíritu que, según ellos, deambulaba por los estudios Kirios.

Cuando BMG-Ariola tiene en sus manos el disco, no encuentra o no quiere encontrar la manera de promocionarlo. Una de ellas fue la realización de un cómic, “Buenas Noches Rose – Realidad Tour 1998” que se editó bajo el amparo de Under Comic y que se distribuía con un CD Single con las canciones “Madre” y “Dulce Rocanrrol”. En la compañía eligieron como single la canción “Campanilla”, que pasó sin pena ni gloria por el puesto 40 de Los 40 principales el 2 de mayo de 1998 y aunque sonó con relativa frecuencia en algunas radios independientes, no tuvieron la explosión comercial que se esperaba de ellos. Este single también contaba con una canción no incluida en el álbum titulada “Canción amarga”. Intentaron darlos a conocer también con la participación en el disco homenaje a Rosendo, con la canción “Del pulmón”. Tuvieron una extensa gira por todo el país, telonearon a Deep Purple o Bryan Adams pero el tan manido comentario en el mundillo musical de “grandes discos, grandes conciertos, grandes críticas e ínfimas ventas” se cebó con ellos, dejándolos en una situación muy delicada.

Todo un cúmulo de situaciones y adicciones, hace mella en el grupo, hasta que la bomba estalla. El 11 de junio de 1998, justo antes de tomar un avión para participar en un multitudinario concierto en el puerto de Tenerife junto a The Prodigy, Jordi Skywalker decide abandonar el grupo y marcharse a Mecina Fondales (Alpujarra de la Sierra – Granada) como decía él, “a buscar a Dios en las montañas” y dedicar todo esfuerzo a la crianza natural de su primer hijo.

Vinieron malos tiempo y como dice el refranero popular, “cuando el dinero no entra por la puerta, el amor salta por la ventana”. Por esa razón, BMG-Ariola rescindió unilateralmente el contrato que les unía a los Buenas Noches Rose. La discográfica no recuperó su inversión con apenas 3.500 copias vendidas de ese Santo Grial que es “La danza de araña”, un disco descatalogado hoy en día y por el que se pagan auténticas barbaridades en el mercado de segunda mano.

Corría el último año del siglo pasado y ese duro gancho al mentón dejó tambaleándose al ahora cuarteto madrileño, pero aún con ganas de pelear. El KO estaba cerca, pero eran chicos con ganas de pelear hasta el último asalto. Sin dinero y sin compañía, decidieron hacer la que José Ignacio Lapido (091) llama “la ruta de los sordos”, es decir, distribuir maquetas por las distintas discográficas para que nadie las oyera. La única oferta que les hicieron llegó de la mano de Avispa, pero en unas condiciones como para un grupo novel que se quiere asomar al mundillo musical. En ese cruce de camino, decidieron romper la hucha para grabar un disco nuevo, pero sólo se encontraron las telarañas que “La danza de araña” les dejó.

Como en toda época de necesidad se agudiza el ingenio, los Rose hicieron la primera campaña de crowdfounding musical de la que tengo conocimiento: vendieron anticipadamente 150 copias para poder comprar cuerdas y parches para los instrumentos, así como pagar la gasolina que les llevaría de casa al estudio “La Isla” que su productor, António Santos, tenía en su chalet. De la distribución se hizo cargo Arte Bella, la cual hizo también las veces de discográfica aunque todos los derechos del disco fuesen de los Rose. Con todo ese sistema de ayudas y de gestión, “La estación seca” vio la luz. Son doce canciones de rocanrrol, con un poso de madurez que realmente asombra desde su primera escucha. Además, contaron con la colaboración de Ernesto Goñi, Luis Lozano, Merche Corisco, Ariel Rot y Rosendo, además de compañeros del barrio como Dats, Leyva, Tuli, Nico-Ernesto-Jose (Malos pelos) y Diego (La caseta del perro).

De “La estación seca” se editaron 2.500 copias que defendieron sobre todos aquellos escenarios a los que le invitasen a subirse, pero el ritmo de ventas fue muy lento, y se vieron obligados a pluriemplearse, trabajando señalizando carreteras de sol a sol y como músicos por la noche. Aun así, dentro de ese increíble disco, nos podemos encontrar auténticas joyas sonoras como “La estación seca”, una excepcional balada fiel reflejo de la realidad del grupo en aquellos momentos, “Porcelana” con un poderoso punteo central a cargo de Rosendo. También encontramos “M”, escrita en la época de “La araña” o “Maquillaje”, la canción que escribió Alfa cuando Jordi anunció que abandonaba el grupo.

Después de vender esas 2.500 copias, dar el último concierto del que tenemos noticias, el 14 de agosto del 2000 en Villablino y saldar la etapa de “La estación seca” sin deberle un duro a nadie, los Rose firmaron su defunción en una carta enviada a un servidor el 5 de septiembre del 2000. A partir de ahí, acuñé la expresión “el espíritu de Rose” para reflejar el nuevo momento, algo así como el blues número treinta de Robert Johnson, del que todo el mundo habla, pero nadie ha escuchado salvo en su subconsciente, cuando el alma vendida al diablo de Johnson se adentra en la nuestra para seguir aullando.

El espíritu de Rose se ha reproducido por esporas, como las setas, las cuales se dispersan, se esparcen y expanden allá donde Internet tiene una conexión. Son muchos los aficionados a la música que no hace mucho han descubierto el mágico legado que Alfa, Rubén, Juampa, Rober y Jordi dejaron en nuestra discoteca particular. No en vano, al cumplirse diez años de la separación del grupo, los daimieleños de La casa con ruedas, editaron un homenaje al grupo: “BNR – Nadie tiene ni puta idea”, donde diecisiete bandas pusieron en valor el legado musical del que, de algún modo, habían bebido.

Y todo eso llega hasta hoy, donde nos encontramos con esta preciosa web que ha desarrollado Daniel Molina con la ayuda de David Morales y Jesús Chozas, además de una petición de change.org por parte de Sergio Santos para la reunión de la banda. Y es que ha pasado la friolera de veinticuatro años del inicio de la banda y nos acercamos peligrosamente a una fecha significativa, las bodas de plata de los Rose. Veinticinco años, que se dice pronto. ¿Quién sabe si como los 091 nos encontraremos una “maniobra de resurrección” de la banda? Si me lo permitís, lo resumiré en tres palabras: “creer es crear”. Ahora sólo nos falta creer que será posible y esperar que Jordi, Alfa, Rubén, Juampa y Rober crean en ello.

Y que el espíritu de Rose nos proteja por siempre, amén.

Emilio Morillas Fernández (Indyo)

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